"Pasé gran parte de mi vida siendo ignorado, pero fui feliz así. Ser ignorado es un gran privilegio. Así aprendí a ver lo que otros no ven y a reaccionar de manera diferente. Simplemente contemplaba el mundo, sin esperar nada en concreto", ha declarado el artista Saul Leiter (Pittsburgh - EE UU, 1923), un gran renovador que durante años fue ninguneado por sus colegas de generación y la miopía de la crítica.
El tiempo ha dejado las cosas en su sitio: Leiter es considerado, a
día de hoy, como el primer fotógrafo que empleó el color con un sentido
moderno y con intención artística, cuando era el blanco y
negro el canon para la fotografía urbana. Las escenas urbanas que comenzó a hacer en Nueva York desde 1946 y
durante las dos décadas siguientes, con usos no convencionales del
encuadre, los reflejos, la luz y las sombras han marcado a todos los creadores que llegaron después. Su forma de ser, humilde, silencioso, sin pretensiones
("para tener éxito debes ser ambicioso, yo prefiero beber café,
escuchar música y hacer fotos o pintar cuando me apetece", decía), no
ayudó demasiado.
Hasta los años noventa su obra en color no empezó a recorrer los circuitos artísticos y ser publicada.
La Haus Der Photographie (Casa de la Fotografía) del Deichtorhallen de Hamburgo (Alemania) inagura el tres de febrero la exposición Saul Leiter - Retrospektive (Saul Leiter - Retrospectiva),
uno de los eventos artísticos más esperados este año en el continente,
no sólo por la importancia del autor, sino por la envergadura de la
muestra: nada menos que 400 obras.
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