
Pionera del flash de relleno, la fotografía de Diane representa lo normal como monstruoso: cuando fotografía el dolor, lo encuentra en personas normales. Provoca que la gente presuntamente normal aparezca como anormal. Rompe la composición, sitúa al personaje en el centro. Su mirada siempre es directa, con tensión y fuerza. Para ella no existe el momento decisivo, trabaja en continuo espacio temporal y obliga a los retratados a que sean conscientes de que están siendo retratados.
A la luz de hoy las fotos realizadas por Diane Arbus siguen perturbando, quizá porque sean ese espejo que refleja la monstruosidad cotidiana del ser humano, esa que muchas veces preferimos ignorar.